Es así como Nikita pasó la mañana, metida en su nave espacial, usando pies y manos. Miles de botones, luces y música, chunches colgados y ella, Nikita inquieta, no paró hasta caer rendida (aunque se resistió, el viaje espacial pareciera no tuviera fín!!!!). Menos mal que las pilas hay que cargarlas (ella angelical en la cuna, disfrutando de la brisa, en la terrazo, metidita dentro de su mosquitera, en la cuna de viaje regalo de la abuela Elena)... son 10 minutos de merecido descanso, ni uno más ni uno menos... y a seguir viaje. Hoy quizás encontremos a la rana voladora, perdida en algun lugar del espacio, deseadnos suerte!!!!
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